La reacción del público a las nuevas variantes de Covid-19 ha seguido un curso predecible. La gente tiende a asumir lo peor sobre dos cuestiones: si la variante produce a una transmisión más rápida del virus Covid y si causa una enfermedad más severa en las personas infectadas.
La primera de esas dudas se hizo realidad con las variantes Alpha y Delta: Alpha era más contagiosa que la versión original del virus, y Delta era incluso más contagiosa que Alpha. Pero la segunda de las dudas no se ha confirmado: tanto con Alpha como con Delta, el porcentaje de casos de Covid que llevaron a la hospitalización o la muerte de pacientes se mantuvo bastante estable.
Este patrón no es sorprendente, dicen los científicos. Con frecuencia, Los virus evolucionan de maneras que les ayudan a mantenerse en el tiempo. El volverse más contagioso permite que un virus se mantenga activo en el tiempo infectando a más personas; producir una enfermedad más severa tiene el potencial de hacer lo contrario, porque más huéspedes de un virus pueden morir antes de infectar a otros.
Es demasiado pronto para saber si la variante Omicron se ajustará a este patrón. Pero la evidencia inicial sugiere que sí. Desafortunadamente, Omicron parece ser más contagioso que Delta, incluso entre las personas vacunadas. Afortunadamente, hasta ahora la evidencia no indica que Omicron esté causando una enfermedad más grave:
Barry Schoub, un virólogo sudafricano que asesora al gobierno en ese país, ha dicho que los casos de Omicron han tendido a ser de “leves a moderados”. Schoub agregó: “Esa es una buena señal. Pero permítanme enfatizar que apenas se trata de los primeros días de observación”. El Dr. Rudo Mathivha, jefe de la unidad de cuidados intensivos de un hospital en Soweto, Sudáfrica, dijo que los casos graves se han dado entre las personas que no estaban completamente vacunadas. La Dra. Sharon Alroy-Preis, una alta funcionaria de salud en Israel, enfatizó ayer que cuando las personas vacunadas se infectaban, solo se enfermaban levemente, según la publicación Haaretz. Como escribió Carl Zimmer de The Times, “Por ahora no hay evidencia de que Omicron cause una enfermedad más grave que las variantes anteriores”.
En los primeros días posteriores al descubrimiento de una nueva variante, sé que muchas personas se enfocan en los peores escenarios. Los titulares alarmantes pueden hacer que parezca que la pandemia está a punto de comenzar de nuevo, y que las vacunas son incapaces de detener a la variante.
Para ser claros, existe una incertidumbre genuina sobre Omicron. Tal vez resulte peor de lo que sugieren los primeros signos y cause una enfermedad más grave que Delta. Pero asumir lo peor de cada nueva variante no es una respuesta racional basada en la ciencia. Y el alarmismo tiene sus propios costos, especialmente para la salud mental, señala el Dr. Raghib Ali, epidemiólogo de la Universidad de Cambridge.
“Por supuesto que deberíamos tomarlo en serio”, escribió Ali en Twitter, “pero no hay un escenario plausible que indique que esta variante nos lleve de vuelta al punto de partida (es decir, la situación previa a las vacunas)”.
En ausencia de nuevas pruebas, la suposición racional es que es probable que el Covid produzca una enfermedad muy leve entre los vacunados (a menos que su salud ya sea precaria). Para la mayoría de las personas vacunadas, el Covid probablemente presenta menos riesgo que el que potencialmente produce realizar algunas actividades diarias.
Ayer en “Meet the Press” el Dr. Anthony Fauci enfatizó el beneficio continuo de la vacunación, incluso contra variantes. “Puede que no sea tan buena en la protección contra la infección inicial”, dijo Fauci, “pero tiene un impacto muy importante en la disminución de la probabilidad de que se produzca una enfermedad severa”.
Katelyn Jetelina, epidemióloga, tuvo una opinión similar en su boletín Substack este fin de semana:
No hay que tomar a Omicron a la ligera, pero tampoco hay que abandonar la esperanza. Nuestro sistema inmunológico es increíble. Nada de esto cambia lo que todos pueden hacer ahora: ventilar espacios interiores, usar mascarillas, verificar si se tienen síntomas, aislarse si se es positivo, vacunarse, y ponerse los refuerzos de las vacunas.
Sin embargo, los líderes de gobierno pueden dar un paso adicional: mejorar la distribución global de vacunas. Es más probable que surjan variantes en lugares con bajas tasas de vacunación, y menos del 10 por ciento de las personas están vacunadas en muchas partes de África. (Consultar la tasa de vacunación de cualquier país).
Este fin de semana, Andy Slavitt, ex asesor de Covid del presidente Biden, pidió “el envío masivo de cientos de millones de vacunas” al sur de África.
Más sobre Omicron
Sudáfrica, uno de los primeros lugares donde se detectó Omicron, ha contado con suficientes vacunas Covid para inocular a gran parte de la población. Pero solo el 35 por ciento de los adultos están completamente vacunados, en parte debido a la desconfianza en el sistema médico derivada de la epidemia del SIDA, escribe Zeynep Tufekci, columnista del Times . Los investigadores están comprobando cómo responden las vacunas a la variante y podrían tener resultados en unas pocas semanas. Japón, Israel y Marruecos han cerrado sus fronteras a los viajeros extranjeros .